Iniciamos revisando a fondo el puesto de trabajo: qué funciones tiene, cuáles son sus responsabilidades y cómo se relaciona con otras áreas. Este análisis nos permite comprender el día a día del cargo y sentar una base clara para el profesiograma.

Luego exploramos los posibles riesgos físicos, mentales o ambientales, así como las exigencias propias del cargo. De esta forma, reconocemos de manera anticipada los factores que pueden afectar la salud y bienestar, para poder establecer medidas de prevención y cuidado.

En esta etapa definimos juntos las condiciones de salud necesarias para desempeñar el puesto con seguridad. Revisamos aspectos físicos y psicológicos, y determinamos los exámenes médicos o capacidades específicas que ayudan a garantizar un buen ajuste entre la persona y el cargo.

Con toda la información reunida, organizamos y construimos el documento de manera clara y estructurada. Aquí plasmamos funciones, riesgos, competencias y requisitos, logrando una guía práctica que respalda la gestión del talento y la salud ocupacional.​

Compartimos el documento con las áreas responsables y lo revisamos en conjunto para asegurar que refleje fielmente la realidad del cargo. Con los ajustes necesarios y la aprobación final, garantizamos que el profesiograma tenga el respaldo institucional adecuado.

Una vez aprobado, damos a conocer el profesiograma a quienes lo van a usar: directivos, líderes, equipos de selección y colaboradores. De esta manera, se convierte en una herramienta viva que orienta procesos de contratación, capacitación y cuidado en el trabajo.

Finalmente, nos aseguramos de revisar el profesiograma de manera regular, ya que los cargos y sus exigencias evolucionan. Con cada actualización mantenemos vigente la información, adaptándonos a cambios legales, tecnológicos o internos de la organización.